Celedonio Flores
por Julio Nudler
Poeta y letrista.
(3 de agosto de 1896 - 28 de julio de 1947)
Nombre completo: Celedonio Esteban Flores Apodo: El Negro Cele
Nació en Buenos Aires, en el barrio de Villa Crespo, en el que convivían criollos e inmigrantes de diferentes orígenes. En ese activo foco de cultura popular transcurrió su infancia y su adolescencia, convirtiéndose en los años '20 en poeta y letrista de gran popularidad. Sus tangos, muchas veces sentenciosos y moralizantes, con magistrales descripciones de sus personajes, recurrían abundantemente al lunfardo, el argot local. Como en el caso de otros célebres letristas, Flores fue, al mismo tiempo, poeta culto y popular. De hábitos bohemios, fue también boxeador. Su mejor etapa creativa abarcó hasta los primeros años '30, pero la vigencia de su obra se mantuvo.
En 1920 envió al diario "Ultima hora", ya desaparecido, un poema denominado "Por la pinta", por cuya publicación recibió 5 pesos. Pero su retribución resultó mucho mayor, porque esos versos interesaron a Carlos Gardel y a su compañero de dúo, José Razzano, que le pusieron música. Nació así "Margot", un tango que caló hondo en la gente con su amarga crítica a la muchacha humilde y bonita que se afrancesa y pervierte para escapar a su destino de pobreza.
Gardel grabó 21 temas de Celedonio, y entre ellos uno de los mayores éxitos de toda su trayectoria: "Mano a mano", tango en el que un varón salda cuentas con la mujer que amó y le ofrece su desinteresada ayuda para cuando ella sea "descolado mueble viejo". Entre los otros tangos que grabó sobresalen "El bulín de la calle Ayacucho", "Malevito", "Viejo smoking", "Mala entraña", "Canchero" y "Pan". Este último contiene una descarnada crítica social, frente a la miseria que siguió a la crisis de 1930. Gardel se abstuvo por modestia de grabar uno de los mayores sucesos de Flores, "Corrientes y Esmeralda", referencia a una famosa esquina de Buenos Aires, porque la letra aludía a mujeres que soñaban con su pinta.
Por razones comerciales, durante varios años Flores escribió exclusivamente para Rosita Quiroga, una notable cantante de fuerte cuño arrabalero, que eludía todo refinamiento. Pero con el tiempo los tangos de Celedonio pasaron a ser baluartes en el repertorio de numerosos cantores, desde Ignacio Corsini y Alberto Gómez, hasta Edmundo Rivero y Julio Sosa.
Otras letras que aunaron valor y éxito fueron las de "Muchacho", "Viejo coche", "Sentencia" (un tema de protesta), "Atenti, pebeta" (de corte humorístico), "Pobre gallo bataraz", "Si se salva el pibe" y "Por qué canto así". "La musa mistonga", registrado por Quiroga el 1 de marzo de 1926, fue la primera grabación que utilizó el sistema fonoeléctrico en la Argentina.
Cuando murió, llevaba ya cuatro años la imposición de una férrea censura gubernamental sobre las letras de tango, de las que se suprimía todo término lunfardo y cualquier referencia social o moral que no condijera con el integrismo que se buscaba imponer. Este ataque a la expresión popular había comenzado con el golpe militar del 4 de junio de 1943. La terrible deformación de que fueron objeto sus letras amargó los últimos años de Celedonio. La censura fue desapareciendo después, pero él no vivió para verlo.
Lloró como una mujer
Tango 1929
Música: José María Aguilar
Letra: Celedonio Flores
Me engrupiste bien debute con el cuento ‘e la tristeza,
pues creí que te morías si te dejaba amurao...
Pegabas cada suspiro que hasta el papel de la pieza
se descolaba de a poco hasta quedar descolgao.
Te dio por hacerte el loco y le pegaste al alpiste,
te piantaron del laburo por marmota y por sobón...
Yo también al verte enfermo empecé a ponerme triste
y entré a quererte, por sonsa, a fuerza de compasión.
Como quedaste en la vía y tu viejo, un pobre tano,
era chivo con los cosos pelandrunes como vos,
me pediste una ayuda entonces te di una mano
alquilando un cotorrito por el centro pa’ los dos.
Allá como a la semana me mangaste pa’ cigarros,
después pa’ cortarte el pelo y pa’ ir un rato al café;
una vez que discutimos me tiraste con los tarros,
que si no los gambeteo estaba lista, no sé...
Te empezó a gustar el monte y dejaste en la timba
poco a poco la vergüenza, la decencia y la moral,
como entró a escasear el vento me diste cada marimba
que me dejaste de cama con vistas al hospital...
¿Decime si yo no he sido para vos como una madre?
¿Decime si yo merezco lo que me pensás hacer?
Bajó el bacán la cabeza y él, tan rana y tan compadre,
besándole los cabellos lloró como una mujer.
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PERDONALA
Bolerolo
Les Luthiers
No querría con Ester seguir viviendo
Lo que hizo ya no puede perdonarse
Que se vaya, no me agrada estar sufriendo
Ciertas cosas no deben olvidarse
Perdónala, Perdónala
Es dulce, te fue fiel, es una dama
Perdónala, perdónala
Seguro que ella aun te ama
No querría con Ester seguir viviendo
Lo que pude perdonar, lo he perdonado
Esa tarde, cuando ya se estaba yendo
Confesó que ella nunca me había amado
Perdónala, no obstante
Regresa a esos besos como miel
Ester te fue leal, te fue constante
Y toda la vida te fue fiel
No querría con Ester seguir viviendo
Nuestra vida fue amarga como hiel
Esa tarde, cuando ya se estaba yendo
Confesó que ella nunca me fue fiel
Compréndela, ten calma
Fueron solo 20 hombres hasta ayer
Y piensa que en el fondo de su alma
Esa muchacha es una dulce mujer
No querría con Ester seguir viviendo
Ya no puedo perdonar a esa muchacha
Esa tarde, cuando ya se estaba yendo
Me persiguió por la casa con un hacha
Tolérala, es solo una muchacha
Conviene que unos días no se vean
Las mejores parejas se pelean
Y casi todas se persiguen con un hacha
No querría con Ester seguir viviendo
Mis amigos nunca fueron de su agrado
Esa tarde, cuando ya se estaba yendo
Opino que eran todos unos vagos
Olvídala, debes olvidarla
De esa bruja por fin te liberaste
Pero cuéntanos antes de olvidarla
Que fue lo peor, lo que no le perdonaste
Lo último que hizo fue tremendo
Eso sí que no puede perdonarse
Esa tarde, cuando ya se estaba yendo
Decidió quedarse
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CON EL TANGO.
Producción del editor Ben Molar, para la casa Fermata. Combinó, en una iniciativa sin precedentes en el ámbito popular porteño, la obra de catorce compositores tanguistas (José Basso - Miguel Calo - Juan D' Arienzo - Alfredo de Angelis - Julio de Caro - Enrique Delfino - Lucio Demare - Osvaldo Manzi - Mariano Mores - Sebastián Plana - Astor Pizzolla - Armando Pontier - Héctor Stamponi - Aníbal Troilo), con versos de otros tantos poetas argentinos no dedicados al tango (León Denaros - Jorge Luis Borges - Nicolás Cocaro – Cordova Iturburu - Florencio Escardo - Baldomero Fernández Moreno - Alberto Cirri – Leopoldo Marechal - Carlos Mastronardi - Manuel Mujica Lainez - Conrado Nale Roxlo - Ulises Petit de Murat - Ernesto Sábato - Cesar Tiempo), ilustrando los temas así concebidos con creaciones plásticas de Carlos Alonso - Héctor Basaldua - Carlos Cañas - Santiago Cogorno - Zdravko Ducmelic - Raquel Forner - Vicente Forte - Mario Darío Grandi - Julio Martínez Howard - Onofrio Pacenza - Leopoldo Presas - Luis Seoane - Raúl Soldi - Carlos Torrallardona
El álbum que recogió los tangos grabados por la orquesta de Alberto Di Paulo con distintos cantores y los cuadros que los interpretaron, fue presentado en 1966. Y la exposición de obras plásticas fue suceso en Buenos Aires, y luego en Israel, Grecia, España, Italia, Estados Unidos y Japón, con el auspicio de la Cancillería argentina.
Inventó también el long-play de catorce temas. En todo el mundo se decía que era técnicamente imposible hacer más de doce. Seis de un lado y seis del otro. “No se puede hacer –le decían–, en ninguna parte del mundo se pudo.” Yo me puse a trabajar con un técnico y se pudieron meter catorce temas. Eso sacudió el medio y benefició el disco.
A su constante gestión se le debe la designación del 11 de diciembre como día nacional del tango en conmemoración de los nacimientos de Julio De Caro y Carlos Gardel y en su contra solo se le puede achacar haber promovido a “El Club del Clan” encabezado por algún changuito cañero coimero y llorón y haber descubierto y promovido también a “Las Trillizas de Oro” para hacer un desafinado coro que acompañaba al desafinado Julio Iglesias aunque antes y después desafinaron solas.-
El resultado de esta fecunda tarea fueron catorce títulos:
Alejandra de Ernesto Sábato y Aníbal Troilo
Bailate un tango Ricardo de Ulises Petit de Murat y Juan D'Arienzo
Como nadie de Manuel Mujica Láinez y Lucio Demare
Elegía de Alberto Girri y Osvaldo Manzi
En qué esquina te encuentro Buenos Aires? de Florencio Escardó y Héctor Stamponi
La mariposa y la muerte de Leopoldo Marechal y Armando Pontier
Marisol de Córdova Iturburu y Sebastián Piana
Milonga de Albornoz de Jorge Luis Borges y José Basso
Nadie puede de César Tiempo y Enrique Delfino
Oro y gris de León Benarós y Mariano Mores
Sabor de Buenos Aires de Carlos Mastronardi y Miguel Caló
Setenta balcones y ninguna flor de Baldomero Fernández Moreno y Astor Piazzolla
Tango para Juan Soldado de Conrado Nalé Roxlo y Alfredo de Angelis
Un silbido en el bolsillo de Nicolás Cocaro y Julio De Caro
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TU VUELTA
Milonga
Acuña - Casalla
Tu vuelta vivo esperando
a pesar de tu tardanza
acaricio la esperanza
de que me sigas amando
de noche aliveo mi crúz
cuando un galopar escúcho
y se me hace que es tu pucho
cualquier bichíto de lúz
A veces he visto a mama
como sus lágrimas seca
porque ando medio culeca
y toso mucho en la cama
de sonsa agarré un resfriao
en la última pamperada
por salír desabrigada
creyendo que habías chiflao
Mi trensa negra esa mata
que fué nidal de tus besos
hilvanan tu ausencia de esos
mal llamao hilos de plata
flecos del poncho plateao
de la luna mi aparcera
que alguna noche de espera
me los habrás obsequiao
A veces se me figúra
un mostrador la tranquera
"ande" emborracho mi espera
entre vasos de amargura
no quería incomodarte
pero hoy,me animé a escribírte
porque tengo que decírte
que somos dos a esperarte
Tabaco
Tango
Música: Armando Pontier
Letra: José María Contursi
Tu voz surgió de las sombras
como un lejano reproche;
tu voz que llora y me nombra
mientras más aún se asombran
los fantasmas de esta noche.
Están mis ojos cerrados
por el terror del silencio;
mi corazón, desgarrado
porque no me he perdonado
todo el mal que te causé.
Más, muchísimo más
extrañan mis manos tus manos amantes...
Más, muchísimo más
me aturdo al saberte tan cerca y tan distante...
Y mientras fumo forma el humo tu figura
y en el aroma del tabaco tu fragancia
me conversa de distancias,
de tu olvido y mi locura...
Tú que vives feliz
tal vez esta noche te acuerdes de mí.
Parece un sueño de angustias
del que despierto temblando
y están tiradas y mustias
las violetas de esa angustia
y mis ojos sollozando.
Los pobres siguen cerrados
por el terror del silencio...
Mi corazón, desgarrado
porque no me he perdonado
todo el mal que te causé.
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Sobre Ciriaco Ortiz
Con decir que sería absolutamente imposible pautar en un pentagrama lo que él hace con la frase musical en su instrumento, queda expresada la siempre inesperada riqueza de su temperamento de intérprete; y con ello la esencial originalidad de su estilo. Cuando apenas adolescente asoma entre los grandes fueyes, impera —todavía—el tecnicismo asombroso del "alemán" Bernstein, la fuerza conductora de Arólas, la modalidad un poco antigua de Maglio y apuntan la plácida calidad, la pureza sonora del joven Maffia y el virtuosismo del casi niño Carlos Marcucci. Lo que él trae nada tiene que ver ni con aquéllos ni con éstos. Hay desde el principio en su forma de frasear, de dividir la melodía, de acentuar, de matizar, de armonizar, de poner un mordente, un octavado, una apoyatura, en su manera de sentir el "tempo rubato", una novedosa reminiscencia de punteo guitarrístico de milonguero criollo. Hay sí, cierto perfume de "payada" en su invención de ejecutante que sin alterar la melodía natural de cada obra la penetra, la revela, la recrea, casi como si instrumentalmente, lograra cantar también los versos del tango que toca. Y así, pasa sin transición de la "guiñada" musical a la melancolía; del ensimismamiento al "chamuyo"; del diminuendo delicadamente realizado sobre una sola nota a la variación fraseada. Acaso por esta misma condición de su estilo —un 'preciosismo que tiene menos que ver con la mecánica bandoneonística que con una "polenta" temperamental inimitable no ha tenido continuadores, aunque se alcance a percibir su influencia en otro estilista de tan admirable contenido creador como Aníbal Troilo.
En noviembre de 1925 al constituir la empresa de discos fonográficos Víctor su propio elenco orquestal para la ejecución de tangos, él fue convocado para integrarla. Y durante esa misma temporada se estableció como director: con Elíseo Ruiz (piano), Marcos Larrosa y Juan Ríos (violines) y Nicolás Di Massi (segundo bandoneón), debutó en el cine Gaumont a cuya cartelera su nombre estaría asociado hasta 1931. Dos años después —1927—, se presentó por primera vez en radiotelefonía en los programas de Radio Cultura, constituyendo —poco después— su famoso trío, con las guitarras de Spina y Menéndez. Rancho viejo fue el tema de su primera versión para el disco en Víctor, en 1929. Colaboró luego con el sexteto de Vardaro-Pugliese en 1931, cuando las actuaciones de dicho grupo en el cine Metropol de la calle Lavalle.
Al año siguiente dio a conocer su primera obra de compositor —editada por don Alfredo Perrotti— con letra de Celedonio Flores Atenti pebeta. Con Aníbal Troilo y Horacio Golino (bandoneones), Elvino Vardaro y Manuel Núñez (violines), Orlando Carabelli (piano) y Manfredo Liberatore (bajo) formó a la sazón su orquesta Los Provincianos
Acompañó a Tito Schipa, e integrando el conjunto de Francisco Canaro secundó a Carlos Gardel en las últimas grabaciones de éste en estudios argentinos. Hacia 1935 ya vinculado a la recién inaugurada Radio El Mundo (en la que actuó por veinte años) compartió con Cayetano Puglisi (violín), Antonio Rodríguez Lesende (vocales) y Juan Carlos Cobián —luego Carlos Di Sarli—(piano), el Trío N? 1. En 1936 fue primer bandoneón invitado y solista de la agrupación gigante que Cobián compuso para los bailes de carnaval del Politeama, y dirigió nuevamente su propia alineación en las suntuosas veladas de la boite Charleston de Florida al 900. En 1937 con Pedro Maffia, Pedro Laurenz, Carlos Marcucci y las presentaciones de Hornero Manzi integró Los Cinco Ases Pebeco de actuación en Radio Stentor, y con Julio Francisco De Caro, Carlos Marcucci y Elvino Vardaro tocó en el quinteto Los Virtuosos presentado en LR1, en la película Así es el Tango, y en cuatro fases de discos Victor. Alternó desde entonces su labor como director de orquesta con la de su terceto, en el que —luego de Spina y Menéndez— tuvo sucesivamente a las guitarras de Francia, Grela, Vila, Baudiño, Márquez, Zaldívar, Davis, Bruso, Ochoa y De Lío. Rodríguez Lesende, Susy del Carril y Juan Carlos Miranda fueron voces de su orquesta y en 1950, al grabar para la casa Pampa lo secundaron en su sexteto los destacados Elvino Vardaro, Hugo Baralis, Jaime Gosis y Federico Scorticatti. Fue solista absoluto de bandoneón de la primera orquesta de Mariano Mores; compartió actuaciones con Lucio Demare (Radio Belgrano, boite Stop); con Horacio Salgan (club Jamaica), y fue figura del espectáculo Tango en el Odeón estrenado en 1963. Tomó parte en el rodaje de la película Fin de Fiesta, dirigida por Torre Nilsson y del mediometraje documental Fueye Querido, realización de Mauricio Berú. En mayo de 1969 integró el elenco inaugural de El Viejo Almacén, acompañado por la guitarra de Edmundo P. Zaldívar (hijo)
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Atenti pebeta
NO TIENE NADA QUE VER CON ESTO PERO, QUE LINDO QUE LA LEGISLATURA DE LA CIUDAD DE BUENOS AIRES CAMBIARA EL NOMBRE DE UNA PLAZA DE FLORES QUE HASTA HOY LLEVABA EL DE UN DICTADOR FUSILADOR POR EL DE "EL ANGEL GRIS", ESE PERSONAJE QUE NOS DELEITO CON SUS CRONICAS POR INTERMEDIO DE ALEJANDRO DOLINA!!!!!!!!
JULIO MARTEL
Fue, junto a Carlos Dante, la otra voz emblemática de la orquesta de Alfredo De Angelis. Él fue el barítono, de voz varonil y fraseo delicado, con estampa de galán y dueño de una singular bonhomía.
Pero la consagración de Martel junto a Carlos Dante en la orquesta de De Angelis fue, sin duda, cuando en 1946 Oscar Luis Mazza, director de Radio El Mundo, le propone al director un contrato exclusivo en el programa "Glostora Tango Club" para actuar de lunes a viernes de 20:00 a 20:15 horas, precediendo a la exitosa radio comedia "Los Pérez García" en su nuevo ciclo.
El 14 de mayo de 2009 hubiera cumplido 86 años. Vivió de los derechos de intérprete, lo que comprueba que sus grabaciones siguen teniendo un importante éxito.
En su querido barrio de Munro fue un prócer. En el 80º aniversario de esa localidad, en 1992, fue paseado en auto descubierto y los vecinos lo saludaban efusivamente y desde los balcones le arrojaban flores. Le hicieron un festival en su honor y pusieron su nombre a una plaza.
Atenti pebeta
Tango 1929
Música: Ciriaco Ortiz
Letra: Celedonio Flores
Cuando estés en la vereda y te fiche un bacanazo,
vos hacete la chitrula y no te le deschavés;
que no manye que estás lista al primer tiro de lazo
y que por un par de leones bien planchados te perdés.
Cuando vengas para el centro, caminá junando el suelo,
arrastrando los fanguyos y arrimada a la pared,
como si ya no tuvieras ilusiones ni consuelo,
pues, si no, dicen los giles que te han echao a perder.
Si ves unos guantes patito, ¡rajales!;
a un par de polainas, ¡rajales también!
A esos sobretodos con catorce ojales
no les des bolilla, porque 1e perdés;
a esos bigotitos de catorce líneas
que en vez de bigote son un espinel...
¡atenti, pebeta!, seguí mi consejo:
yo soy zorro viejo y te quiero bien.
Abajate la pollera por donde nace el tobillo,
dejate crecer el pelo y un buen rodete lucí,
comprate un corsé de fierro con remaches y tornillos
y dale el olivo al polvo, a la crema y al carmín.
Tomá leche con vainillas o chocolate con churros,
aunque estés en el momento propiamente del vermut.
Después comprate un bufoso y, cachando al primer turro,
por amores contrariados le hacés perder la salud
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Benito, Joan Manuel Serrat. del disco Nadie es perfecto
Benito
Al verle caballero, le dije aquí al Benito:
"...Ese es de los que nunca niega una ayuda..."
No deje que le engañe mi abrigo descosido...
Paso por una racha negra y peluda
pero tengo mi casa, no soy un muerto de hambre,
sólo que últimamente ya no la empleo.
No soy como el Benito... Tengo familia, sabe,
aunque hace mucho tiempo que no les veo.
Si es su gusto invitarme tomaré una copita...
Hace un frío que pela por esas calles.
Acércate Benito, el caballero invita...
Ponga dos de lo mismo y Dios se lo pague.
Tanto tienes, tanto vales
y pare usted de contar.
Hoy respiramos,
mañana dejamos
de respirar.
Como le iba diciendo, fue el cabrón de mi yerno
el que me buscó la ruina y les comió el tarro
a toda la familia... Que si esto, que si aquello...
Mentiras, se lo juro... ¿Me invita usted a un cigarro...?
La gente, jefe, es mala y el mundo, un desatino.
Mire, sin ir mas lejos, este sujeto
vendería a su madre por un cartón de vino.
¡Siéntate aquí Benito y estate quieto!
¿Otra copita...? Bueno. ¡Por la gente rumbosa!
Este clarete abre el apetito.
¿No le apetecería comer alguna cosa...?
El cuerpo lo agradece. ¿Verdad Benito...?
Despiértate Benito... Se nos mojó la leña
y así no hay quien encienda un fuego decente.
Baja crecido el río... Ya cubre hasta las peñas...
Tendremos que mudarnos bajo otro puente.
¿Sabes Benito? anoche, tuve un sueño virguero.
Me la pasé de charla y tomando copas
en un sitio divino, con todo un caballero
y tú también venías Benito... Y había sopa
y gambas y chuletas y alubias con chorizo
y café, copa y puro... Como en los buenos tiempos
¿Benito... No me escuchas...? ¿Qué te pasa Benito...?
No vayas a morirte. No me hagas eso.
Y pare usted de contar...
Hoy respiramos,
mañana dejamos
de respirar.
No creo que te importe que encima de los míos
me ponga para siempre tus calcetines.
Al fin y al cabo, amigo, tú ya no tienes frío.
Perdona que te deje, sigue creciendo el río.
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La gayola
(1927)
Letra: Armando J. Tagini
Música: Rafael Tuegols
No te asustes ni me huyas, no he venido pa' vengarme;
si mañana, justamente, ya me voy pa' no volver...
He venido a despedirme, y el gustazo quiero darme
de mirarte frente a frente y en tus ojos contemplarme
silenciosa, largamente, como me miraba ayer...
He venido pa' que juntos recordemos el pasado
como dos buenos amigos que hace rato no se ven;
y acordarme de aquel tiempo en que yo era un hombre honrado
y el cariño de mi madre era un poncho que había echado
sobre mi alma noble y buena contra el frío del desdén...
Una noche fue la muerte quien vistió mi alma de duelo,
a mi tierna madrecita la llamó a su lado Dios...
Y en mis sueños parecía que la pobre, desde el cielo,
me decía que eras buena, que confiara siempre en vos...
Pero me jugaste sucio... Y, sediento de venganza,
mi cuchillo, en un mal rato, envainé en un corazón...
y más tarde, ya sereno, muerta mi única esperanza,
unas lágrimas rebeldes las sequé en un bodegón.
Me encerraron muchos años en la sórdida gayola
y una tarde me libraron... pa' mi bien... o pa' mi mal...
Fui vagando como un paria y rodé como una bola;
pa´ tomar un plato e´sopa, ¡cuántas veces hice cola!
Las auroras me encontraron atorrando en un umbral...
Hoy ya no me queda nada; ni un refugio... ¡Estoy tan pobre!
Solamente vine a verte pa' dejarte mi perdón..
Te lo juro: estoy contento que la dicha a vos te sobre...
voy l campo a laburarla... a juntar algunos cobres
pa' que no me falten flores cuando esté dentro' el cajón.
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La cumparsita
Tango
Música:
Gerardo Matos Rodríguez
Letra:
Gerardo Matos Rodríguez
La Cumparsa
de miserias sin fin
desfila,
en torno de aquel ser
enfermo,
que pronto ha de morir
de pena.
Por eso es que en su lecho
solloza acongojado,
recordando el pasado
que lo hace padecer.
Abandonó a su viejita.
Que quedó desamparada.
Y loco de pasión,
ciego de amor,
corrió
tras de su amada,
que era linda, era hechicera,
de lujuria era una flor,
que burló su querer
hasta que se cansó
y por otro lo dejó.
Largo tiempo
después, cayó al hogar
materno.
Para poder curar
su enfermo
y herido corazón.
Y supo
que su viejita santa,
la que él había dejado,
el invierno pasado
de frío se murió
Hoy ya solo abandonado,
a lo triste de su suerte,
ansioso espera la muerte,
que bien pronto ha de llegar.
Y entre la triste frialdad
que lenta invade el corazón
sintió la cruda sensación
de su maldad.
Entre sombras
se le oye respirar
sufriente,
al que antes de morir
sonríe,
porque una dulce paz le llega.
Sintió que desde el cielo
la madrecita buena
mitigando sus penas
sus culpas perdonó.
La cumparsita (Si supieras)
Tango
1924
Música:
Gerardo Matos Rodríguez
Letra:
Pascual Contursi / Enrique Maroni
Si supieras,
que aún dentro de mi alma,
conservo aquel cariño
que tuve para ti...
Quién sabe si supieras
que nunca te he olvidado,
volviendo a tu pasado
te acordarás de mí...
Los amigos ya no vienen
ni siquiera a visitarme,
nadie quiere consolarme
en mi aflicción...
Desde el día que te fuiste
siento angustias en mi pecho,
decí, percanta, ¿qué has hecho
de mi pobre corazón?
Sin embargo,
yo siempre te recuerdo
con el cariño santo
que tuve para ti.
Y estás en todas partes,
pedazo de mi vida,
y aquellos ojos que fueron mi alegría
los busco por todas partes
y no los puedo hallar.
Al cotorro abandonado
ya ni el sol de la mañana
asoma por la ventana
como cuando estabas vos,
y aquel perrito compañero,
que por tu ausencia no comía,
al verme solo el otro día
también me dejó...
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Señora princesa
Vals
Música: Atilio Bruni
Letra: Roberto Lambertucci
Te dirán por doquiera que vayas: “Señora Princesa”.
Te dirán que la virgen morena te dio su mirar.
Las estrellas celosas... mirarán tu belleza
y a tu lado las flores más bellas se avergonzarán.
Pero sé que estarán en tu vida mis pobres canciones
y esos ojos que yo tanto admiro se humedecerán.
Porque nada es más lindo en la vida
que quererse, adorarse y besarse
y por eso: “Señora Princesa”
no me olvidarás...
No me extraña que ahora te llamen “Señora Princesa”
pero nunca podrán ofrecerte mi sinceridad.
Llegarán a tu oído... los más lindos piropos,
pero nadie sabrá comprenderte, en tu intimidad.
Hoy podrán engañar a tus sueños, en brazos extraños
pero el tiempo que todo lo sabe, dirá la verdad.
Porque sólo es eterno en la vida
el amor que es sincero y se aprecia
lo demás, mi “Señora Princesa”,
asoma y se va...
Qué te importa que todos te digan “Señora Princesa”
si en su mundo mendigo y perverso está el interés.
La belleza de tu alma... la despierta tu cuerpo
lo demás es mentira egoísta que enciende la sed.
En la corte de oro y de plata que todos te ofrecen,
hallarás el inmenso castigo de la falsedad,
porque nada es más lindo en la vida
que el amor que es sincero y se aprecia
lo demás, mi “Señora Princesa”,
asoma y se va.
por Julio Nudler
Poeta y letrista.
(3 de agosto de 1896 - 28 de julio de 1947)
Nombre completo: Celedonio Esteban Flores Apodo: El Negro Cele
Nació en Buenos Aires, en el barrio de Villa Crespo, en el que convivían criollos e inmigrantes de diferentes orígenes. En ese activo foco de cultura popular transcurrió su infancia y su adolescencia, convirtiéndose en los años '20 en poeta y letrista de gran popularidad. Sus tangos, muchas veces sentenciosos y moralizantes, con magistrales descripciones de sus personajes, recurrían abundantemente al lunfardo, el argot local. Como en el caso de otros célebres letristas, Flores fue, al mismo tiempo, poeta culto y popular. De hábitos bohemios, fue también boxeador. Su mejor etapa creativa abarcó hasta los primeros años '30, pero la vigencia de su obra se mantuvo.
En 1920 envió al diario "Ultima hora", ya desaparecido, un poema denominado "Por la pinta", por cuya publicación recibió 5 pesos. Pero su retribución resultó mucho mayor, porque esos versos interesaron a Carlos Gardel y a su compañero de dúo, José Razzano, que le pusieron música. Nació así "Margot", un tango que caló hondo en la gente con su amarga crítica a la muchacha humilde y bonita que se afrancesa y pervierte para escapar a su destino de pobreza.
Gardel grabó 21 temas de Celedonio, y entre ellos uno de los mayores éxitos de toda su trayectoria: "Mano a mano", tango en el que un varón salda cuentas con la mujer que amó y le ofrece su desinteresada ayuda para cuando ella sea "descolado mueble viejo". Entre los otros tangos que grabó sobresalen "El bulín de la calle Ayacucho", "Malevito", "Viejo smoking", "Mala entraña", "Canchero" y "Pan". Este último contiene una descarnada crítica social, frente a la miseria que siguió a la crisis de 1930. Gardel se abstuvo por modestia de grabar uno de los mayores sucesos de Flores, "Corrientes y Esmeralda", referencia a una famosa esquina de Buenos Aires, porque la letra aludía a mujeres que soñaban con su pinta.
Por razones comerciales, durante varios años Flores escribió exclusivamente para Rosita Quiroga, una notable cantante de fuerte cuño arrabalero, que eludía todo refinamiento. Pero con el tiempo los tangos de Celedonio pasaron a ser baluartes en el repertorio de numerosos cantores, desde Ignacio Corsini y Alberto Gómez, hasta Edmundo Rivero y Julio Sosa.
Otras letras que aunaron valor y éxito fueron las de "Muchacho", "Viejo coche", "Sentencia" (un tema de protesta), "Atenti, pebeta" (de corte humorístico), "Pobre gallo bataraz", "Si se salva el pibe" y "Por qué canto así". "La musa mistonga", registrado por Quiroga el 1 de marzo de 1926, fue la primera grabación que utilizó el sistema fonoeléctrico en la Argentina.
Cuando murió, llevaba ya cuatro años la imposición de una férrea censura gubernamental sobre las letras de tango, de las que se suprimía todo término lunfardo y cualquier referencia social o moral que no condijera con el integrismo que se buscaba imponer. Este ataque a la expresión popular había comenzado con el golpe militar del 4 de junio de 1943. La terrible deformación de que fueron objeto sus letras amargó los últimos años de Celedonio. La censura fue desapareciendo después, pero él no vivió para verlo.
Cuando en un reportaje le preguntaron como creaba sus éxitos, respondió: «Busco un pedazo de vida, la vivo intensamente en mi interior, la tomo en serio y despacito, y con cuidado, y voy haciendo el verso. Como he vivido un poco, como he dado muchas vueltas, como conozco el ambiente canalla, tengo la pretensión de vivir mil personajes. No soy de los que creen que el tango cómico sea la expresión de lo que siente el pueblo; sabemos todos que el tango es triste, como toda la música de nuestra tierra.»
Lloró como una mujer
Tango 1929
Música: José María Aguilar
Letra: Celedonio Flores
Recitado:
Cotorro al gris. Una mina
ya sin chance por lo vieja
que sorprenden a su garabo
en el trance de partir,
una escena a lo Melato
y entre el llanto y una queja
arrodillada ante su hombre
así se lo oyó decir:
Cotorro al gris. Una mina
ya sin chance por lo vieja
que sorprenden a su garabo
en el trance de partir,
una escena a lo Melato
y entre el llanto y una queja
arrodillada ante su hombre
así se lo oyó decir:
Me engrupiste bien debute con el cuento ‘e la tristeza,
pues creí que te morías si te dejaba amurao...
Pegabas cada suspiro que hasta el papel de la pieza
se descolaba de a poco hasta quedar descolgao.
Te dio por hacerte el loco y le pegaste al alpiste,
te piantaron del laburo por marmota y por sobón...
Yo también al verte enfermo empecé a ponerme triste
y entré a quererte, por sonsa, a fuerza de compasión.
Como quedaste en la vía y tu viejo, un pobre tano,
era chivo con los cosos pelandrunes como vos,
me pediste una ayuda entonces te di una mano
alquilando un cotorrito por el centro pa’ los dos.
Allá como a la semana me mangaste pa’ cigarros,
después pa’ cortarte el pelo y pa’ ir un rato al café;
una vez que discutimos me tiraste con los tarros,
que si no los gambeteo estaba lista, no sé...
Te empezó a gustar el monte y dejaste en la timba
poco a poco la vergüenza, la decencia y la moral,
como entró a escasear el vento me diste cada marimba
que me dejaste de cama con vistas al hospital...
¿Decime si yo no he sido para vos como una madre?
¿Decime si yo merezco lo que me pensás hacer?
Bajó el bacán la cabeza y él, tan rana y tan compadre,
besándole los cabellos lloró como una mujer.
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PERDONALA
Bolerolo
Les Luthiers
No querría con Ester seguir viviendo
Lo que hizo ya no puede perdonarse
Que se vaya, no me agrada estar sufriendo
Ciertas cosas no deben olvidarse
Perdónala, Perdónala
Es dulce, te fue fiel, es una dama
Perdónala, perdónala
Seguro que ella aun te ama
No querría con Ester seguir viviendo
Lo que pude perdonar, lo he perdonado
Esa tarde, cuando ya se estaba yendo
Confesó que ella nunca me había amado
Perdónala, no obstante
Regresa a esos besos como miel
Ester te fue leal, te fue constante
Y toda la vida te fue fiel
No querría con Ester seguir viviendo
Nuestra vida fue amarga como hiel
Esa tarde, cuando ya se estaba yendo
Confesó que ella nunca me fue fiel
Compréndela, ten calma
Fueron solo 20 hombres hasta ayer
Y piensa que en el fondo de su alma
Esa muchacha es una dulce mujer
No querría con Ester seguir viviendo
Ya no puedo perdonar a esa muchacha
Esa tarde, cuando ya se estaba yendo
Me persiguió por la casa con un hacha
Tolérala, es solo una muchacha
Conviene que unos días no se vean
Las mejores parejas se pelean
Y casi todas se persiguen con un hacha
No querría con Ester seguir viviendo
Mis amigos nunca fueron de su agrado
Esa tarde, cuando ya se estaba yendo
Opino que eran todos unos vagos
Olvídala, debes olvidarla
De esa bruja por fin te liberaste
Pero cuéntanos antes de olvidarla
Que fue lo peor, lo que no le perdonaste
Lo último que hizo fue tremendo
Eso sí que no puede perdonarse
Esa tarde, cuando ya se estaba yendo
Decidió quedarse
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CON EL TANGO.
Producción del editor Ben Molar, para la casa Fermata. Combinó, en una iniciativa sin precedentes en el ámbito popular porteño, la obra de catorce compositores tanguistas (José Basso - Miguel Calo - Juan D' Arienzo - Alfredo de Angelis - Julio de Caro - Enrique Delfino - Lucio Demare - Osvaldo Manzi - Mariano Mores - Sebastián Plana - Astor Pizzolla - Armando Pontier - Héctor Stamponi - Aníbal Troilo), con versos de otros tantos poetas argentinos no dedicados al tango (León Denaros - Jorge Luis Borges - Nicolás Cocaro – Cordova Iturburu - Florencio Escardo - Baldomero Fernández Moreno - Alberto Cirri – Leopoldo Marechal - Carlos Mastronardi - Manuel Mujica Lainez - Conrado Nale Roxlo - Ulises Petit de Murat - Ernesto Sábato - Cesar Tiempo), ilustrando los temas así concebidos con creaciones plásticas de Carlos Alonso - Héctor Basaldua - Carlos Cañas - Santiago Cogorno - Zdravko Ducmelic - Raquel Forner - Vicente Forte - Mario Darío Grandi - Julio Martínez Howard - Onofrio Pacenza - Leopoldo Presas - Luis Seoane - Raúl Soldi - Carlos Torrallardona
El álbum que recogió los tangos grabados por la orquesta de Alberto Di Paulo con distintos cantores y los cuadros que los interpretaron, fue presentado en 1966. Y la exposición de obras plásticas fue suceso en Buenos Aires, y luego en Israel, Grecia, España, Italia, Estados Unidos y Japón, con el auspicio de la Cancillería argentina.
Inventó también el long-play de catorce temas. En todo el mundo se decía que era técnicamente imposible hacer más de doce. Seis de un lado y seis del otro. “No se puede hacer –le decían–, en ninguna parte del mundo se pudo.” Yo me puse a trabajar con un técnico y se pudieron meter catorce temas. Eso sacudió el medio y benefició el disco.
A su constante gestión se le debe la designación del 11 de diciembre como día nacional del tango en conmemoración de los nacimientos de Julio De Caro y Carlos Gardel y en su contra solo se le puede achacar haber promovido a “El Club del Clan” encabezado por algún changuito cañero coimero y llorón y haber descubierto y promovido también a “Las Trillizas de Oro” para hacer un desafinado coro que acompañaba al desafinado Julio Iglesias aunque antes y después desafinaron solas.-
El resultado de esta fecunda tarea fueron catorce títulos:
Alejandra de Ernesto Sábato y Aníbal Troilo
Bailate un tango Ricardo de Ulises Petit de Murat y Juan D'Arienzo
Como nadie de Manuel Mujica Láinez y Lucio Demare
Elegía de Alberto Girri y Osvaldo Manzi
En qué esquina te encuentro Buenos Aires? de Florencio Escardó y Héctor Stamponi
La mariposa y la muerte de Leopoldo Marechal y Armando Pontier
Marisol de Córdova Iturburu y Sebastián Piana
Milonga de Albornoz de Jorge Luis Borges y José Basso
Nadie puede de César Tiempo y Enrique Delfino
Oro y gris de León Benarós y Mariano Mores
Sabor de Buenos Aires de Carlos Mastronardi y Miguel Caló
Setenta balcones y ninguna flor de Baldomero Fernández Moreno y Astor Piazzolla
Tango para Juan Soldado de Conrado Nalé Roxlo y Alfredo de Angelis
Un silbido en el bolsillo de Nicolás Cocaro y Julio De Caro
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TU VUELTA
Milonga
Acuña - Casalla
Tu vuelta vivo esperando
a pesar de tu tardanza
acaricio la esperanza
de que me sigas amando
de noche aliveo mi crúz
cuando un galopar escúcho
y se me hace que es tu pucho
cualquier bichíto de lúz
A veces he visto a mama
como sus lágrimas seca
porque ando medio culeca
y toso mucho en la cama
de sonsa agarré un resfriao
en la última pamperada
por salír desabrigada
creyendo que habías chiflao
Mi trensa negra esa mata
que fué nidal de tus besos
hilvanan tu ausencia de esos
mal llamao hilos de plata
flecos del poncho plateao
de la luna mi aparcera
que alguna noche de espera
me los habrás obsequiao
A veces se me figúra
un mostrador la tranquera
"ande" emborracho mi espera
entre vasos de amargura
no quería incomodarte
pero hoy,me animé a escribírte
porque tengo que decírte
que somos dos a esperarte
Tabaco
Tango
Música: Armando Pontier
Letra: José María Contursi
Tu voz surgió de las sombras
como un lejano reproche;
tu voz que llora y me nombra
mientras más aún se asombran
los fantasmas de esta noche.
Están mis ojos cerrados
por el terror del silencio;
mi corazón, desgarrado
porque no me he perdonado
todo el mal que te causé.
Más, muchísimo más
extrañan mis manos tus manos amantes...
Más, muchísimo más
me aturdo al saberte tan cerca y tan distante...
Y mientras fumo forma el humo tu figura
y en el aroma del tabaco tu fragancia
me conversa de distancias,
de tu olvido y mi locura...
Tú que vives feliz
tal vez esta noche te acuerdes de mí.
Parece un sueño de angustias
del que despierto temblando
y están tiradas y mustias
las violetas de esa angustia
y mis ojos sollozando.
Los pobres siguen cerrados
por el terror del silencio...
Mi corazón, desgarrado
porque no me he perdonado
todo el mal que te causé.
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Sobre Ciriaco Ortiz
Con decir que sería absolutamente imposible pautar en un pentagrama lo que él hace con la frase musical en su instrumento, queda expresada la siempre inesperada riqueza de su temperamento de intérprete; y con ello la esencial originalidad de su estilo. Cuando apenas adolescente asoma entre los grandes fueyes, impera —todavía—el tecnicismo asombroso del "alemán" Bernstein, la fuerza conductora de Arólas, la modalidad un poco antigua de Maglio y apuntan la plácida calidad, la pureza sonora del joven Maffia y el virtuosismo del casi niño Carlos Marcucci. Lo que él trae nada tiene que ver ni con aquéllos ni con éstos. Hay desde el principio en su forma de frasear, de dividir la melodía, de acentuar, de matizar, de armonizar, de poner un mordente, un octavado, una apoyatura, en su manera de sentir el "tempo rubato", una novedosa reminiscencia de punteo guitarrístico de milonguero criollo. Hay sí, cierto perfume de "payada" en su invención de ejecutante que sin alterar la melodía natural de cada obra la penetra, la revela, la recrea, casi como si instrumentalmente, lograra cantar también los versos del tango que toca. Y así, pasa sin transición de la "guiñada" musical a la melancolía; del ensimismamiento al "chamuyo"; del diminuendo delicadamente realizado sobre una sola nota a la variación fraseada. Acaso por esta misma condición de su estilo —un 'preciosismo que tiene menos que ver con la mecánica bandoneonística que con una "polenta" temperamental inimitable no ha tenido continuadores, aunque se alcance a percibir su influencia en otro estilista de tan admirable contenido creador como Aníbal Troilo.
En noviembre de 1925 al constituir la empresa de discos fonográficos Víctor su propio elenco orquestal para la ejecución de tangos, él fue convocado para integrarla. Y durante esa misma temporada se estableció como director: con Elíseo Ruiz (piano), Marcos Larrosa y Juan Ríos (violines) y Nicolás Di Massi (segundo bandoneón), debutó en el cine Gaumont a cuya cartelera su nombre estaría asociado hasta 1931. Dos años después —1927—, se presentó por primera vez en radiotelefonía en los programas de Radio Cultura, constituyendo —poco después— su famoso trío, con las guitarras de Spina y Menéndez. Rancho viejo fue el tema de su primera versión para el disco en Víctor, en 1929. Colaboró luego con el sexteto de Vardaro-Pugliese en 1931, cuando las actuaciones de dicho grupo en el cine Metropol de la calle Lavalle.
Al año siguiente dio a conocer su primera obra de compositor —editada por don Alfredo Perrotti— con letra de Celedonio Flores Atenti pebeta. Con Aníbal Troilo y Horacio Golino (bandoneones), Elvino Vardaro y Manuel Núñez (violines), Orlando Carabelli (piano) y Manfredo Liberatore (bajo) formó a la sazón su orquesta Los Provincianos
Acompañó a Tito Schipa, e integrando el conjunto de Francisco Canaro secundó a Carlos Gardel en las últimas grabaciones de éste en estudios argentinos. Hacia 1935 ya vinculado a la recién inaugurada Radio El Mundo (en la que actuó por veinte años) compartió con Cayetano Puglisi (violín), Antonio Rodríguez Lesende (vocales) y Juan Carlos Cobián —luego Carlos Di Sarli—(piano), el Trío N? 1. En 1936 fue primer bandoneón invitado y solista de la agrupación gigante que Cobián compuso para los bailes de carnaval del Politeama, y dirigió nuevamente su propia alineación en las suntuosas veladas de la boite Charleston de Florida al 900. En 1937 con Pedro Maffia, Pedro Laurenz, Carlos Marcucci y las presentaciones de Hornero Manzi integró Los Cinco Ases Pebeco de actuación en Radio Stentor, y con Julio Francisco De Caro, Carlos Marcucci y Elvino Vardaro tocó en el quinteto Los Virtuosos presentado en LR1, en la película Así es el Tango, y en cuatro fases de discos Victor. Alternó desde entonces su labor como director de orquesta con la de su terceto, en el que —luego de Spina y Menéndez— tuvo sucesivamente a las guitarras de Francia, Grela, Vila, Baudiño, Márquez, Zaldívar, Davis, Bruso, Ochoa y De Lío. Rodríguez Lesende, Susy del Carril y Juan Carlos Miranda fueron voces de su orquesta y en 1950, al grabar para la casa Pampa lo secundaron en su sexteto los destacados Elvino Vardaro, Hugo Baralis, Jaime Gosis y Federico Scorticatti. Fue solista absoluto de bandoneón de la primera orquesta de Mariano Mores; compartió actuaciones con Lucio Demare (Radio Belgrano, boite Stop); con Horacio Salgan (club Jamaica), y fue figura del espectáculo Tango en el Odeón estrenado en 1963. Tomó parte en el rodaje de la película Fin de Fiesta, dirigida por Torre Nilsson y del mediometraje documental Fueye Querido, realización de Mauricio Berú. En mayo de 1969 integró el elenco inaugural de El Viejo Almacén, acompañado por la guitarra de Edmundo P. Zaldívar (hijo)
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Atenti pebeta
NO TIENE NADA QUE VER CON ESTO PERO, QUE LINDO QUE LA LEGISLATURA DE LA CIUDAD DE BUENOS AIRES CAMBIARA EL NOMBRE DE UNA PLAZA DE FLORES QUE HASTA HOY LLEVABA EL DE UN DICTADOR FUSILADOR POR EL DE "EL ANGEL GRIS", ESE PERSONAJE QUE NOS DELEITO CON SUS CRONICAS POR INTERMEDIO DE ALEJANDRO DOLINA!!!!!!!!
JULIO MARTEL
Fue, junto a Carlos Dante, la otra voz emblemática de la orquesta de Alfredo De Angelis. Él fue el barítono, de voz varonil y fraseo delicado, con estampa de galán y dueño de una singular bonhomía.
Pero la consagración de Martel junto a Carlos Dante en la orquesta de De Angelis fue, sin duda, cuando en 1946 Oscar Luis Mazza, director de Radio El Mundo, le propone al director un contrato exclusivo en el programa "Glostora Tango Club" para actuar de lunes a viernes de 20:00 a 20:15 horas, precediendo a la exitosa radio comedia "Los Pérez García" en su nuevo ciclo.
El 14 de mayo de 2009 hubiera cumplido 86 años. Vivió de los derechos de intérprete, lo que comprueba que sus grabaciones siguen teniendo un importante éxito.
En su querido barrio de Munro fue un prócer. En el 80º aniversario de esa localidad, en 1992, fue paseado en auto descubierto y los vecinos lo saludaban efusivamente y desde los balcones le arrojaban flores. Le hicieron un festival en su honor y pusieron su nombre a una plaza.
Atenti pebeta
Tango 1929
Música: Ciriaco Ortiz
Letra: Celedonio Flores
Cuando estés en la vereda y te fiche un bacanazo,
vos hacete la chitrula y no te le deschavés;
que no manye que estás lista al primer tiro de lazo
y que por un par de leones bien planchados te perdés.
Cuando vengas para el centro, caminá junando el suelo,
arrastrando los fanguyos y arrimada a la pared,
como si ya no tuvieras ilusiones ni consuelo,
pues, si no, dicen los giles que te han echao a perder.
Si ves unos guantes patito, ¡rajales!;
a un par de polainas, ¡rajales también!
A esos sobretodos con catorce ojales
no les des bolilla, porque 1e perdés;
a esos bigotitos de catorce líneas
que en vez de bigote son un espinel...
¡atenti, pebeta!, seguí mi consejo:
yo soy zorro viejo y te quiero bien.
Abajate la pollera por donde nace el tobillo,
dejate crecer el pelo y un buen rodete lucí,
comprate un corsé de fierro con remaches y tornillos
y dale el olivo al polvo, a la crema y al carmín.
Tomá leche con vainillas o chocolate con churros,
aunque estés en el momento propiamente del vermut.
Después comprate un bufoso y, cachando al primer turro,
por amores contrariados le hacés perder la salud
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Benito, Joan Manuel Serrat. del disco Nadie es perfecto
Benito
Al verle caballero, le dije aquí al Benito:
"...Ese es de los que nunca niega una ayuda..."
No deje que le engañe mi abrigo descosido...
Paso por una racha negra y peluda
pero tengo mi casa, no soy un muerto de hambre,
sólo que últimamente ya no la empleo.
No soy como el Benito... Tengo familia, sabe,
aunque hace mucho tiempo que no les veo.
Si es su gusto invitarme tomaré una copita...
Hace un frío que pela por esas calles.
Acércate Benito, el caballero invita...
Ponga dos de lo mismo y Dios se lo pague.
Tanto tienes, tanto vales
y pare usted de contar.
Hoy respiramos,
mañana dejamos
de respirar.
Como le iba diciendo, fue el cabrón de mi yerno
el que me buscó la ruina y les comió el tarro
a toda la familia... Que si esto, que si aquello...
Mentiras, se lo juro... ¿Me invita usted a un cigarro...?
La gente, jefe, es mala y el mundo, un desatino.
Mire, sin ir mas lejos, este sujeto
vendería a su madre por un cartón de vino.
¡Siéntate aquí Benito y estate quieto!
¿Otra copita...? Bueno. ¡Por la gente rumbosa!
Este clarete abre el apetito.
¿No le apetecería comer alguna cosa...?
El cuerpo lo agradece. ¿Verdad Benito...?
Despiértate Benito... Se nos mojó la leña
y así no hay quien encienda un fuego decente.
Baja crecido el río... Ya cubre hasta las peñas...
Tendremos que mudarnos bajo otro puente.
¿Sabes Benito? anoche, tuve un sueño virguero.
Me la pasé de charla y tomando copas
en un sitio divino, con todo un caballero
y tú también venías Benito... Y había sopa
y gambas y chuletas y alubias con chorizo
y café, copa y puro... Como en los buenos tiempos
¿Benito... No me escuchas...? ¿Qué te pasa Benito...?
No vayas a morirte. No me hagas eso.
Y pare usted de contar...
Hoy respiramos,
mañana dejamos
de respirar.
No creo que te importe que encima de los míos
me ponga para siempre tus calcetines.
Al fin y al cabo, amigo, tú ya no tienes frío.
Perdona que te deje, sigue creciendo el río.
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La gayola
(1927)
Letra: Armando J. Tagini
Música: Rafael Tuegols
No te asustes ni me huyas, no he venido pa' vengarme;
si mañana, justamente, ya me voy pa' no volver...
He venido a despedirme, y el gustazo quiero darme
de mirarte frente a frente y en tus ojos contemplarme
silenciosa, largamente, como me miraba ayer...
He venido pa' que juntos recordemos el pasado
como dos buenos amigos que hace rato no se ven;
y acordarme de aquel tiempo en que yo era un hombre honrado
y el cariño de mi madre era un poncho que había echado
sobre mi alma noble y buena contra el frío del desdén...
Una noche fue la muerte quien vistió mi alma de duelo,
a mi tierna madrecita la llamó a su lado Dios...
Y en mis sueños parecía que la pobre, desde el cielo,
me decía que eras buena, que confiara siempre en vos...
Pero me jugaste sucio... Y, sediento de venganza,
mi cuchillo, en un mal rato, envainé en un corazón...
y más tarde, ya sereno, muerta mi única esperanza,
unas lágrimas rebeldes las sequé en un bodegón.
Me encerraron muchos años en la sórdida gayola
y una tarde me libraron... pa' mi bien... o pa' mi mal...
Fui vagando como un paria y rodé como una bola;
pa´ tomar un plato e´sopa, ¡cuántas veces hice cola!
Las auroras me encontraron atorrando en un umbral...
Hoy ya no me queda nada; ni un refugio... ¡Estoy tan pobre!
Solamente vine a verte pa' dejarte mi perdón..
Te lo juro: estoy contento que la dicha a vos te sobre...
voy l campo a laburarla... a juntar algunos cobres
pa' que no me falten flores cuando esté dentro' el cajón.
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La cumparsita
Tango
Música:
Gerardo Matos Rodríguez
Letra:
Gerardo Matos Rodríguez
La Cumparsa
de miserias sin fin
desfila,
en torno de aquel ser
enfermo,
que pronto ha de morir
de pena.
Por eso es que en su lecho
solloza acongojado,
recordando el pasado
que lo hace padecer.
Abandonó a su viejita.
Que quedó desamparada.
Y loco de pasión,
ciego de amor,
corrió
tras de su amada,
que era linda, era hechicera,
de lujuria era una flor,
que burló su querer
hasta que se cansó
y por otro lo dejó.
Largo tiempo
después, cayó al hogar
materno.
Para poder curar
su enfermo
y herido corazón.
Y supo
que su viejita santa,
la que él había dejado,
el invierno pasado
de frío se murió
Hoy ya solo abandonado,
a lo triste de su suerte,
ansioso espera la muerte,
que bien pronto ha de llegar.
Y entre la triste frialdad
que lenta invade el corazón
sintió la cruda sensación
de su maldad.
Entre sombras
se le oye respirar
sufriente,
al que antes de morir
sonríe,
porque una dulce paz le llega.
Sintió que desde el cielo
la madrecita buena
mitigando sus penas
sus culpas perdonó.
La cumparsita (Si supieras)
Tango
1924
Música:
Gerardo Matos Rodríguez
Letra:
Pascual Contursi / Enrique Maroni
Si supieras,
que aún dentro de mi alma,
conservo aquel cariño
que tuve para ti...
Quién sabe si supieras
que nunca te he olvidado,
volviendo a tu pasado
te acordarás de mí...
Los amigos ya no vienen
ni siquiera a visitarme,
nadie quiere consolarme
en mi aflicción...
Desde el día que te fuiste
siento angustias en mi pecho,
decí, percanta, ¿qué has hecho
de mi pobre corazón?
Sin embargo,
yo siempre te recuerdo
con el cariño santo
que tuve para ti.
Y estás en todas partes,
pedazo de mi vida,
y aquellos ojos que fueron mi alegría
los busco por todas partes
y no los puedo hallar.
Al cotorro abandonado
ya ni el sol de la mañana
asoma por la ventana
como cuando estabas vos,
y aquel perrito compañero,
que por tu ausencia no comía,
al verme solo el otro día
también me dejó...
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Señora princesa
Vals
Música: Atilio Bruni
Letra: Roberto Lambertucci
Te dirán por doquiera que vayas: “Señora Princesa”.
Te dirán que la virgen morena te dio su mirar.
Las estrellas celosas... mirarán tu belleza
y a tu lado las flores más bellas se avergonzarán.
Pero sé que estarán en tu vida mis pobres canciones
y esos ojos que yo tanto admiro se humedecerán.
Porque nada es más lindo en la vida
que quererse, adorarse y besarse
y por eso: “Señora Princesa”
no me olvidarás...
No me extraña que ahora te llamen “Señora Princesa”
pero nunca podrán ofrecerte mi sinceridad.
Llegarán a tu oído... los más lindos piropos,
pero nadie sabrá comprenderte, en tu intimidad.
Hoy podrán engañar a tus sueños, en brazos extraños
pero el tiempo que todo lo sabe, dirá la verdad.
Porque sólo es eterno en la vida
el amor que es sincero y se aprecia
lo demás, mi “Señora Princesa”,
asoma y se va...
Qué te importa que todos te digan “Señora Princesa”
si en su mundo mendigo y perverso está el interés.
La belleza de tu alma... la despierta tu cuerpo
lo demás es mentira egoísta que enciende la sed.
En la corte de oro y de plata que todos te ofrecen,
hallarás el inmenso castigo de la falsedad,
porque nada es más lindo en la vida
que el amor que es sincero y se aprecia
lo demás, mi “Señora Princesa”,
asoma y se va.
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